Reflexiones en el Carlos Thays
- DanielPipeGarcía
- 15 ene 2019
- 3 Min. de lectura
Enfrentarse a la hoja en blanco no es fácil, pero tampoco es difícil escribir unas cuantas líneas cuando tan solo te rodean plantas, fuentes de agua, aves, el correr del viento, el olor a verde, un par de esculturas y la tranquilidad de que estas caminando en dirección a tus sueños.
Si bien estoy lejos de mi cuna, de mi ciudad; estoy cerca de mis sueños, de mis metas y de encontrarme a sí mismo para descubrir quién soy, para descubrir aquél hombre en el que me quiero convertir. No es fácil migrar a un país, te chocas con personas, culturas y costumbres diferentes, pero bueno, acá estamos, luchando, guerreando y aprendiendo, nadie dijo que sería fácil.
Al llegar desempaque mi fe, mi corazón, unos cuantos kilos de esperanza, una pizca de nostalgia, el amor de mis padres y de mi hermano, junto con la fraternidad de un par de amigos, poco y ligero equipaje, pero el justo y necesario para ir tras lo anhelado.
La consigna día a día es tratar de ser feliz con lo que hay, la felicidad no va a caer del cielo, tampoco va a llegar en un sobre por debajo de la puerta, ni crece en los árboles. Día a día me reconforto y encuentro paz en sí mismo al darme cuenta que estoy en una larga búsqueda de un par de objetivos y que la lucha por alcanzar estas metas es lo que me hace feliz, esta lucha es el combustible necesario para cabalgar, para atravesar las piedras del camino, para aguantar y soportar todo lo que se venga.
Tengo un reto consigo mismo y esos son los más difíciles de afrontar, cuando tienes que vencerte a ti mismo, cuando la lucha es interna ¿Cómo te atacas? ¿Cómo te defiendes? ¿Cómo te levantas?, encontrarse a sí mismo se hace necesario y vital ¿hasta dónde llegarás? ¿Qué estás dispuesto a arriesgar?, todo lo anterior es grandeza, encontrarse, conocerse, entenderse, descubrir facetas que no conocías de ti, eso y más te enriquece, y la grandeza no es poder, es humildad.
La grandeza de un hombre se mide por la capacidad de reinventarse, por la nobleza de sus sueños, pero y ¿Por qué por la nobleza de sus sueños? Sencillo y lo siguiente lo digo a modo personal: para mí, el alcanzar un sueño o una meta no puede estar atado a un deseo única y estrictamente individual, me parece algo egoísta, es decir, el motivo que me llevo a salir de mi país son mis estudios de maestría, y ahora viene otra pregunta ¿el verdadero objetivo es tener un título de maestría? O ¿Qué hacer con un título de maestría? Es en este momento donde es válido parar un poco y replantear: un título no es más que un papel que certifica algo que eres, en eso no hay nada de nobleza, la nobleza de los sueños viene cuando con ese título y esas capacidades adquiridas haces algo por el lugar o las personas que te rodean, ah! También cuentan los animales, no nos olvidemos de ellos. Las metas y objetivos deben tener un fin más allá del personal e individual, que triste sería pasar por la vida y no dejar un legado positivo para con los demás.
El anterior es tan solo un ejemplo que doy a nombre personal, sé que hay millones de ejemplos y, usted amigo lector, que emplea dos minutos de su tiempo para leer esto de alguien que puede ser un perfecto desconocido, ya se preguntó cómo sus metas y sueños pueden contribuir a ayudar a los demás, no seamos egoístas ni individualistas que por eso estamos llevados del carajo.
Como reflexión final sé que no quiero ponerle un techo a mi vida, tan solo deseo vivir lo que viene de la mejor manera, sin decir nunca hasta aquí llego, al contrario, diciendo siempre: avancemos un paso más, un paso más allá seguro que hay otro sueño por cumplir.
Hoy, a un año de estar fuera de mi casa y lejos de los míos, miro atrás y tengo la certeza que ha nacido un nuevo hombre, uno mejor al que claramente le falta mejorar un montón, en él siguen siendo más los defectos que los aciertos pero que se siente feliz por como es y con lo que tiene.
Por ultimo diré que no soy un ejemplo a seguir, pero sé que soy buena compañía.
12:54 pm; jardín botánico Carlos Thays; Buenos Aires Capital Federal; suena Koad de Yann Tiersen
Comments