I Don´t Wanna Grow Up

Siendo niños se quiere crecer, siendo adultos se quiere ser infante, pero ni modo que hacer, tan solo es el orden natural de las cosas; “I dont wanna grow up”, que tema este de The Ramones, en dos minutos plasman la desgracia de crecer, para qué crecer, qué se busca, que se persigue. Muchas veces se llega a pensar que todo ser humano es más feliz nueve meses encapsulado en una matriz que en este espacio ambiguo, espacio dónde se ve y se interpretan las cosas de diversas maneras. De alguna u otra manera se termina siendo presa de la misma maquinaria, del mismo colectivo que indica que hacer o no hacer.

Escapar a la “cosa” como lo llama Mario Mendoza en Buda Blues, es inevitable, no se puede escapar de esa bola gigantesca de mierda y sangre, pero si se puede vivir en un espacio tangencial, en donde evitar ese mundo sea abrir el grifo y dejar escapar tanta presión contenida, presión llamada sociedad. Evitar a la “cosa” pueda que signifique apartarse, soledad, pero así se aprende a disfrutar de una futura compañía, cuando previamente se ha disfrutado de la soledad.

Así vive el hombre “moderno”, día a día realizando construcciones sociales para sentirse parte de algo, a algo se tiene que aferrar, algo tiene que motivar a 70 kilos promedio de carne, hueso y agua y, vaya que ese algo tiene que ser muy fuerte, pues no es fácil madrugar, sentarse en un inodoro a primera hora, bañarse sabiendo el frío mañanero de la ciudad, subirse a un transporte público que más parece un tren en Mumbai; a todo lo anterior expone la “cosa” al ser humano.

Por esto y más es absurdo querer hacer parte de la “cosa”, para qué putas, para qué guardar dinero, bienes y demás. Tal vez por el carretazo anterior admiro al neoludita más famoso, al Unabomber, al señor Kaczynski, que se cansó de lo mismo y prefirió vivir en una montaña de Montana después de ser un matemático reconocido, sin dar ni esperar nada de nadie, sin que nadie le joda la vida y sin que nada ni nadie pretenda imponer leyes solo porque a algunos se les ocurrió. Espero no caer en la maraña de la “cosa”, espero poder vivir tangencialmente a la “cosa”, tocando solo un punto de la bola gigantesca de mierda y sangre.

En conclusión y ya que toco crecer, hay algo porque moverse, cada quien lo tiene y lo entiende a su manera, solamente hay que ser humano, ser gente, no pertenezca a la “cosa”, sea leal a sus creencias, ideologías o como sea que le llame, y recuerde, la historia solo es de quien pueda contarla, pero sin volver polvo a los demás, recuerde que hacer trampa es estar fuera del juego.

NOTA: de nuevo escribiendo junto con la mirada del perro y con Yann Tiersen, que placer (en este momento suena L’ Homme aux Bras Ballants).