Comenzar
- DanielPipeGarcía
- 5 sept
- 4 Min. de lectura
Al ser humano la mayor parte del tiempo le cuesta estar a solas. Le desespera estar en una habitación tan solo con su presencia, es como si le pesaran sus pensamientos, le pesa estar a solas con su psiquis. No es capaz de sobrevivir a sí mismo, pero tampoco puede ser él estando con otros. Que miedo es para el hombre enfrentarse al sin sentido de su vida, desprotegido como un recién nacido, tan solo pasa su tiempo buscando la respuesta de su vida comparándose con otros hombres. Otros hombres que tampoco le han encontrado sentido a la suya. Vive como si su existencia fuese eterna, no entiende que el objeto de todo esto no es buscar el sentido de la vida, el objetivo es construir uno. No tiene sentido alguno ser eternos y no encontrar por qué vivir. Claro está también, que una vida es demasiado poco para todo lo que se quiere ser y hacer, pero es esa lucha diaria la que lo hace sentir vivo.
A pesar de que la muerte es inevitable, la vida humana es definida por su capacidad de iniciar cosas nuevas, de generar nuevos mundos, pues como decía San Agustín “para que hubiera un comienzo fue creado el hombre, antes del cual no había nadie”. Son los comienzos para lo que está diseñado el ser humano y lo que debería dar el sentido de su vida, una nueva aventura, un nuevo proyecto, un nuevo amor, un nuevo comienzo. Si bien el hombre está condicionado por la muerte desde su nacimiento, se contrapone la capacidad de idear, inventar y crear, pero el pensamiento por sí solo sería vago e inútil si no sale del cerebro a la materialidad y tangibilidad de las cosas. Por ejemplo, la escritura, no es más que vagas ideas en la cabeza, pero dejan de serlo si se organizan de manera coherente, cuentan algo y tocan el corazón de alguien, de esta manera se perpetúa en el tiempo el escrito y su autor, de esta manera para ese escritor su vida encontró el sentido de ser vivida. Así, se hace necesario cristalizar el pensamiento, puesto que serán los recuerdos lo que den la existencia a algo o alguien en el tiempo.
Para que el ser humano busque un nuevo comienzo necesita ser libre, para que actúe debe ser libre, no se le puede pedir que sueñe cuando es esclavo, ya no hablamos de esclavitud física literalmente, que, aunque desgraciadamente se sigue viendo, ahora las formas de tortura son otras, la violencia económica, la manipulación psicológica, la esclavitud sexual, la adicción a drogas, la adicción a redes sociales, al consumo de comida chatarra y demás. El ser humano debe ser libre en la medida de lo posible, puesto que finalmente vivimos en un mundo globalizado donde todo hoy día se rige por el marketing y el consumo desmedido, por ende el hombre que aspira a tener un mínimo de libertad debe trasladarse al patio trasero, a la cochera, al sótano de la sociedad para intentar buscar algo nuevo, algo diferente, debe librar una rebelión contra sí mismo, una rebelión contra la perversión de la sociedad, allanar las zonas más íntimas de su corazón y cerebro para luego intentar cambiar y transformar la realidad desde un lugar alejado, ojala oscuro para que no lo vean, para que no lo juzguen, para que no lo persigan. De esta manera el actuar y la acción está íntimamente ligada a la libertad, poca o mucho no hay que desaprovecharla, pues es esta lo único realmente que tiene el hombre en su haber.
El hombre libre también debe ser responsable con sus acciones, puesto que, si bien debe reconocer que no nació para morir ya que la muerte la tenemos asegurada desde el primer día, si debe reconocer que nació para comenzar nuevos mundos, pero mundos mejores, por eso la responsabilidad en sus acciones. De nada sirve que el hombre utilice su libertad para comenzar mundos de barbarie, como muchos infiernos a los que ya ha descendido raza humana y a los cuales ha sobrevivido; genocidios, masacres, limpieza étnica, odio religioso o demás salvajadas que han comenzado muchos hombres libres, pero sin responsabilidad en sus acciones.
Necesario es eliminar de la mente del hombre que la vida es una carrera de desgaste hasta encontrar la muerte, de ser así no tendría gracia alguna esforzarse por algo, al contrario, la vida es un espacio, tiempo y oportunidad constante para comenzar, crear, transformar y buscarle sentido a estos muchos o pocos años que le presten aquí en la tierra.
Yo no quiero ser eterno, solo quiero estar tranquilo cuando llegué mi día, saber que viví lo que quise vivir y devolver con dignidad el tiempo y espacio que alguien desconocido me presto aquí en la tierra.
Este escrito nació en una habitación de hotel en la ciudad de Medellín, estando solo claramente, garabateando en una libreta con tinta negra y escribiendo todo lo que en ese momento llego a mi cabeza, pues encontrar la idea es difícil, es la idea quien lo encuentra a uno; pensando también en qué sentido han tenido estos 30 años sobre el planeta tierra, y fue terminado ocho meses después, luego de haber leído la condición humana de Hannah Arendt y de traer a mi cabeza muchas ideas de Albert Camus. Es por esto que la filosofía es la madre de las ciencias, porque no es exacta, solo te da herramientas y de ti depende interpretarla, usarla y buscar respuestas a tus más profundos interrogantes.
Para terminar, quisiera quedarme con dos frases que han marcado mi pensar escribiendo estas pocas letras. Dos frases cortas de Hannah Arendt, pero con mucho de profundidad.
- “Los hombres, aunque han de morir, no han nacido para eso, sino para comenzar”
- “Para los mortales, la vida fácil de los dioses sería una vida sin vida”
Como siempre, escribo con música, en el reproductor suena Interstellar - remix Pontifexx.
Comentarios