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Espacio y Sociedad. Breve reflexión.

  • Foto del escritor: DanielPipeGarcía
    DanielPipeGarcía
  • 29 mar 2020
  • 6 Min. de lectura

Comprender la producción del espacio urbano ha sido un debate complejo a través de la historia del hombre desde los primeros asentamientos humanos debido a la dificultad que presenta el territorio así como las cuestiones sociales de quienes allí habitan. Este fenómeno urbano proporciona un espacio a diferentes actores, fuerzas y procesos que pueden ser tangibles o intangibles pero que ponen en disputa diferentes intereses. Allí empiezan las pujas por el espacio como recurso escaso y, se moldean las sociedades que ocupan determinados territorios.


La ciudad al igual que el concepto de espacio urbano puede presentar diferentes definiciones, ya que han sido múltiples los esfuerzos por parte de profesionales de diferentes campos como la geografía, la sociología, la arquitectura, economía, historia y un sinfín de disciplinas las cuales aportan su visión al concepto de ciudad. Podría darse una simple metáfora biologista para definir a este monstruo lleno de problemas el cual conocemos como ciudad y puede ser “aquel organismo cuya salud determina la de la sociedad que la habita”. Como se mencionó anteriormente, definiciones conceptuales hay miles, pero luego de revisar algunas como esta tan sencilla y, realizando una elección a título personal donde se quiere dejar al lector una mirada sociológica de ciudad; se parte entonces de la siguiente:


“La ciudad es el intento más exitoso del ser humano de rehacer el mundo en el que vive de acuerdo con el deseo más íntimo de su corazón. Pero si la ciudad es el mundo que el ser humano ha creado, es también el mundo en el que a partir de ahora está condenado a vivir. Así pues, indirectamente y sin un sentido nítido de la naturaleza de su tarea, al hacer la ciudad, el ser humano se ha rehecho así mismo.”


Entonces, podemos decir que el hombre se reinventa como ser racional y con sentido lógico a cada momento que interviene sobre el espacio que habita, su intervención sobre el medio afecta distintas escalas que van desde lo físico, político, económico, social y ambiental. Podría decirse que la ciudad es el espejo de quienes allí la habitan y de la sociedad que la conforma.


El espacio en que nos desarrollamos día a día juega un papel importante al definir el contexto en el que se vive como ciudadanos; es importante, tener una idea preliminar de lo que sería el espacio urbano, de nuevo, lo podemos definir de mil maneras y tal vez nunca se llegue a una definición consensuada por parte de todas las ramas del saber que tienen implicancia en la planificación urbana ya que ha sido uno de los conceptos que más duda ha generado, pero como profesionales del área se debe tener una postura clara y tener presente que siempre el ser humano se expresa desde una ideología o creencia, bien sea religiosa, política, económica o cualquiera que sea.


El espacio se configura como un producto material donde una especie biológica en particular como lo es el hombre se transforma a través del tiempo y a su vez también cambia el ambiente que lo rodea y este medio ambiente pasa a ser el campo de lucha por la vida y por la apropiación diferencial del producto de su trabajo”


A título Personal.

A partir del nuevo milenio con las prominentes figuras de dos alcaldes destacados que tuvieron continuidad política en sus administraciones (Mockus y Peñalosa) la ciudad ha construido una nueva imagen, captando la atención de los ciudadanos, medios nacionales e internacionales a través de diferentes temas: Bogotá como paradigma de compromiso cívico, como modelo de desarrollo sostenible, como la ciudad de todos en el país debido a la migración de otras partes de Colombia y como una isla de progreso y paz en medio del conflicto. Procesos de trasformación gracias a políticas públicas innovadoras, intervenciones físicas que diversifican el paisaje urbano junto con la nueva oferta de actividades comerciales y culturales. Obras como las del parque tercer milenio, la renovación de “La Mariposa” en el conocido barrio de San Victorino, la biblioteca el Tintal, la renovación del eje ambiental en la avenida Jiménez, el parque Germania junto a la Universidad de los Andes y muchas más, han revitalizado los espacios urbanos ya existentes en la ciudad y dado paso a nuevos sitios que generan apropiación por parte de la sociedad capitalina.


La diferencia en los discursos que han dirigido el progreso de la ciudad a partir del año 2005 “muestran la coexistencia de visiones divergentes sobre el desarrollo urbano que dan origen a ambigüedades y contradicciones que se reflejan en algunos conflictos que surgen de la implementación de proyectos de renovación”4. Sumado a lo anterior la fuerte polarización política en el país ha generado ambientes de controversia que no permiten un avance en la ciudad, es decir, en temas de movilidad: un ejemplo de esto es la discusión por cómo debe construirse el metro, una parte de la sociedad apunta al metro subterráneo y otra al metro elevado; lo particular del tema es que toda la sociedad bogotana sabe que se necesita de manera urgente, pero la ya mencionada polarización política tornó un hecho complejo el tomar esta decisión.


El espacio urbano presenta gran susceptibilidad a factores externos que pueden afectar significativamente la generación de nuevos espacios; hay un sinfín de estas fuerzas, por ejemplo el capitalismo como fuerza económica que se adueña de espacios para posteriormente modificarlos y obtener alguna renta de estas como lo mencionaba Lefebvre ; la tecnología como catalizador de los constantes cambios de ciclo en ámbitos económicos, político, social y ambiental; modelos teóricos que antes se sostenían en el tiempo ahora son reformulados cada 5 o 10 años gracias al desarrollo científico. La tecnología también ha influido en la producción del espacio urbano y de las sociedades que allí habitan; la comunicación en tiempo real y las redes informáticas neutralizan el lugar y la distancia y empresas transnacionales dirigen operaciones en diferentes países.


Entonces bien, las revoluciones o innovaciones tecnológicas inducen transformaciones importantes en los usos y prácticas sociales sobre el espacio, ya que se modifican desde las actividades económicas hasta los habitantes de la ciudad. El anterior es solo un ejemplo de como la tecnología así como cualquier otro agente externo puede moldear una ciudad y su sociedad; de cuan permeable es la producción del espacio urbano, que puede ser moldeado de determinada manera pero tal vez el siguiente año alguna fuerza infiera sobre él y todo cambie. Sin ir muy lejos, un fenómeno que ahora está afectando a las ciudades por no decir al mundo entero, es el Coronavirus, ¿puede este virus afectar la producción del espacio urbano? ¿Alterar las formas de vida que hasta hoy llevamos como sociedad? Hay lugares específicos para tratar a los enfermos, ya sean espacios existentes o que se tienen que construir contrarreloj porque así lo demandan las cuestiones de salud pública en torno a este virus y para los cuales no se ha realizado alguna planificación o diseño. Como sociedad hemos evidenciado la construcción de hospitales de campaña en 24 horas, ¿un tiempo record no? ¿Pero normalmente es esta infraestructura la que conocemos como un hospital? Es así como la producción del espacio urbano y la ciudad no son más que una pluma en el aire que se va moviendo conforme diferentes fuerzas actúan sobre ella y el hombre en sociedad es ese ocupante que se desarrolla bajo un contexto social e histórico determinado.


Si las ciudades son el reflejo de las sociedades que allí habitan, me permito afirmar que a lo largo de la historia el hombre ha vivido en sociedades contrariadas e incoherentes por sí mismas, es decir, vivimos en ciudades que son difusas, continuas, densificadas en algunos puntos pero con expansiones de tierra sin planificación alguna en otros, globalizadas y atrasadas, desiguales, fragmentadas; entonces la producción social del espacio no es algo someramente económico y territorial ya que se construyen relaciones que tienen infinidad de direcciones, por una parte están claramente los procesos que producen la ciudad como los sociopolíticos, socioeconómicos, socio-ambientales, político-económicos, político-ambientales, etcétera y, por otra parte todos aquellos grupos sociales que constituyen la ciudad. No hay sociedad sin un espacio territorial, pero tampoco existe espacio sin ocupación o apropiación social.

“Para nuestras miradas disciplinarias, lo social no puede pensarse fuera de lo espacial, fuera de lo urbano. Dicho de un modo más extremo y radical, no puede concebirse lo social fuera de su referencia y expresión sobre el espacio territorial. Pero recíprocamente y al mismo tiempo - ya sea desde lo teórico, lo operativo o lo interventivo – tampoco existe espacio significativo sin ocupación, apropiación, uso social”.

Como planificadores urbanos debemos siempre tener en cuenta que no solamente somos técnicos que trabajan por mejores ciudades y por espacios urbanos de calidad, sino que a través de la producción de estos espacios también se produce la sociedad en la que vivimos y cabe la pregunta ¿Cuál es la sociedad que queremos construir? ¿A partir de que ciudades?

La ciudad aparece ante nuestros ojos como una forma de vida social extraordinariamente compleja. Nuestra percepción inmediata es insuficiente para comprender su totalidad, su dinámica general y particularizada, las fuerzas que le dan forma en cada momento histórico, su carácter sistémico. Aquello que solemos llamar “lo urbano” es sin duda un dispositivo técnico de ocupación del espacio pero, considerado más profundamente, es la expresión espacial de una sociedad humana particular e históricamente determinada.


 
 
 

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