A Vos!
- DanielPipeGarcía
- 13 may 2019
- 4 Min. de lectura
A vos, que tienes el poder de dar vida, a vos que no te importa que tu cuerpo cambie físicamente por llevar en la panza una vida durante nueve meses. No solo cambia tu cuerpo, también tu mente y tu estado de ánimo pero nada te importa, todo lo soportas, incluso ese dolor que no estoy en capacidad de describir, ese dolor que termina por convertirse en una vida más.
Ahora bien, llega ese ser de mirada ingenua, indefenso, porque así es el cachorro humano, el más indefenso y frágil, que no puede hacer una sola acción por sí mismo, el cachorro más débil de todos los seres vivos, pero ahí estas tú, amamantando, cuidando, dando abrigo al pequeño que no sabe ni porque está en este plano. Ese pequeño tan solo tiene una ventaja en este mundo intempestivo que lo acaba de recibir, su ventaja es que nunca tendrá la necesidad de pedirte amor, a ti no hace falta pedirte amor, tu amor por el cachorro indefenso es infinito, leal y sin condiciones hasta el día en tus ojos se cierren y el cielo diga basta, o que se yo, tal vez haya algo más allá de la muerte y tu amor por el cachorro perdure incluso desde otro plano.
El cachorro crece, ya no es tan endeble pero aún sigue siendo débil, depende de ti para sobrevivir, afuera no viviría ni un solo día. Empiezan las enseñanzas básicas, comer, ir al baño, bañarse y demás cosas que con el tiempo se perfeccionan, lo anterior no son más que acciones que con la repetición se aprenden y serán prolongadas en el tiempo. La verdadera enseñanza de tu parte son esos valores que como flores sembraste en el pecho del cachorro para que retoñen a lo largo de su vida. Esas pequeñas cosas que no se aprenden en colegios o universidades sino en casa, esos detalles que solo enseñas vos.
Aquel cachorro recordará todos estos detalles, al igual que el apretón de manos al cruzar la calle, la camisa por dentro, el delantal del jardín, los cuadernos, las tareas, las largas sesiones para hilvanar silabas y formar palabras, esas largas noches para aprender que dos por uno es igual a dos, los cordones bien amarrados para no caerse, cosas mínimas pero que marcan al cachorro de por vida.
El cachorro deja de serlo, ahora entiende mucho mejor esta realidad, este mundo hostil al que pertenece, esta sociedad que muchas veces es un infierno, que pisotea al débil y no le importa nada. Muchas veces el joven que ahora es, se preguntará sino era la mejor la vida en un vientre nueve meses o hasta que dejo de ser un cachorro y tenía todo el cuidado de vos. Es un pensamiento utópico al fin y al cabo, el joven ahora está en el aquí y ahora, tiene que remar para avanzar, tan solo hay algo que lo tranquiliza y lo reconforta y es que cuenta con vos, que cuando tiene miedo y se siente solo, cuando piensa que todo se viene abajo, su miedo y dolor desaparece cuando te escucha decir que todo estará bien, que por ahora lo único que puede hacer es cerrar sus ojos, descansar un poco y entender que nunca la noche ha vencido al amanecer.
Mil cosas vivirá el joven que ahora tiene 17, incluso se sentirá el dueño del mundo y la rebeldía será su bandera, podrá ir y venir, conocerá mil mujeres pero nunca olvidará su primer amor. Vos. Ahí sigues estando a pesar de sus desplantes, de las noches en vela que te hace pasar, de las angustias que te hará sentir, pero que sin importar que pase contará con vos siempre, a pesar de las circunstancias.
Y ahí está, aquel hombre que forjaste desde cachorrito, en él te puedes ver vos también, pues muchas veces actúa como vos de joven, incluso te devuelves en el tiempo y hasta lo entiendes, total así fuiste también. Pero hay algo que empieza a pensar tu cachorro que hoy ya es un hombre y vaya dilema esto que piensa. ¿Cómo aceptar que un día ya no estarás?, de solo pensarlo su alma se empieza a derrumbar, se derrumba mientras un piano con la melodía más nostálgica que ha podido escuchar taladra su cabeza, la respiración se le corta y su garganta siente que no puede tragar.
Este día llegará para aquel hombre, este que cuando el momento llegue se sentirá de nuevo un cachorro, pero que recordará que también le enseñaste a ser fuerte, le enseñaste que la vida es eso, una serie de altibajos donde hoy tenemos y mañana no, donde hay que aprender a soltar, entender que las personas también se van, que nada dura para siempre pero que el recuerdo vivirá y que la llama que vos dejaste en él nunca se apagará.
Ahora este hombre en su plena madurez quiere reproducir ese legado que dejaste en él, y solo puede hacerlo de una manera, cuando a este hombre le lleguen sus cachorros, con ellos entenderá porque vos hacías tanto por él, entenderá la angustia, sentirá el miedo de que a sus crías les pase algo en este mundo bizarro en el que nos toca vivir.
No hay ni habrá palabras para describir tanto amor, describir un amor tan grande como el de vos parece imposible.
Este es un pequeño homenaje a todas aquellas que como vos siempre han estado al pie del cañón, formando a esos chiquitos que más tarde se convertirán en hombres que no serán más que la continuación tuya.
Con cariño, estas letras son para vos.
Como ya es costumbre en lo que suelo escribir, la música no puede faltar. Esta noche a la copa de vino la acompaña Yann Tiersen - Mother´s Journey.
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